La brújula de la terapia psicológica.

Cuando las personas llegan a la consulta, lo hacen cargadas de malestar psicológico. Dicho malestar se presenta especialmente en forma de ansiedad, sentimientos depresivos y muchas ideas acerca de fracaso personal, incompetencia, fuerte autocritica y culpabilidad. Como es natural las personas desean que esos pensamientos, emociones y sentimientos sean eliminados, erradicados, ya que los consideran la causa del sufrimiento. La demanda de un paciente es clara: “no quiero tener ansiedad”, “no quiero sentirme deprimido”, “no quiero tener baja autoestima”. Esta demanda proviene de una idea muy arraigada a nivel cultural y social que actúa como un mantra: “cuando se me quite la ansiedad podre hacer las cosas que quiero!, “cuando tenga mas autoestima me involucrare en las cosas que anhelo”, “cuando no me sienta triste actuaré”.

Punto de vista de la terapia psicológica de tercera generación

Desde el punto de vista de la terapia psicológica de tercera generación las cosas no funcionan así. Mas bien funcionan en la dirección inversa, primero actuamos y luego mejoramos a nivel psicológico. Es a través de la conexión con las cosas que realmente valoramos que nuestras vidas se enriquecen, se hacen mas significativas, se nutren y se llenan de valor.
Por ello en terapia es sumamente importante aclarar las direcciones valiosas de la persona, estas direcciones pueden consistir en ser un buen amigo, una buena pareja, cuidar el medio ambiente, ayudar a los demás a través del propio trabajo, ser un buen padre, etc.

¿Por qué son valiosas estas direcciones?

En terapias contextuales estas direcciones valiosas se conocen como valores personales y consisten en la brújula que guiara la intervención terapéutica. La terapia psicológica no consiste en hacer desaparecer pensamientos y emociones, consiste en realizar un nuevo aprendizaje, que nos permita relacionarnos de una manera diferente con esos estados y eventos internos. A la vez que desarrollamos nuestros valores, en la medida en que los pensamientos y las emociones no gobiernen lo que hacemos, la vida se vera mucho menos limitada y restringida.

Deberiamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender aquello que no nos han enseñado.

Ronald Laing

terapia psicológica
Dos tipos de dolor

Cuando una persona lleva mucho tiempo experimentando malestar psicológico empieza a verse sumergida en dos tipos de dolor: el dolor de presencia y el dolor de ausencia. El dolor de presencia se refiere a la todo ese conjunto de manifestaciones psicológicas desagradables: la ansiedad, los síntomas depresivos, el enfado crónico. El dolor de ausencia es todo aquello que la persona se pierde por vivir en función de su malestar, cuando la persona con agorafobia deja de subir al metro y con ello su vida esta cada vez mas limitada. Cuando la persona con depresión deja de salir y con ello se pierde los vínculos con los demás. Es cuando la persona se retira de la vida, deja de lado aquello que le importa, las relaciones con los demás, sus proyectos vitales, sus anhelos mas profundos, porque el malestar psicológico ha tomado por completo las riendas de la vida.

¿En qué consistirá el trabajo?

El trabajo en sesión consistirá en ayudar a la persona a despegarse mediante ejercicios y metáforas de esos contenidos mentales que tanto la limitan.  Contenidos que provienen de los ecos del pasado, de su propia biografía única y personal, contenidos que provienen de la construcción de su propia historia, que con seguridad en el pasado, en su niñez le resultaron de utilidad. Pero que al igual que un viejo ordenador necesita actualizar sus antivirus, sus aplicaciones, para poder avanzar, este trabajo se realiza en paralelo a la intervención basada en valores. 

El GPS de la terapia psicológica son las cosas significativas para la persona, aquellas que no acaban nunca, por ejemplo, ser un buen padre es algo que solo acaba con la muerte, pero esta lleno de pequeñas acciones que enriquecen a la persona, la nutren y le dan sentido de vida, a pesar de que el malestar psicológico a veces se presente y que los ecos del pasado en forma de pensamientos y sentimientos le acompañen a lo largo de su vida, aun con todo ello, la persona puede elegir que hacer, aun a pesar del malestar.

¿Qué suelo utilizar en sesión?

Por ello en sesión suelo utilizar el ejercicio del epitafio, en el cual pido a las personas que escriban como les gustaría ser recordados al morir, este ejercicio es profundamente revelador, ya que la forma en la cual queremos ser recordados es la forma en la cual queremos vivir y ello se compone de pequeñas acciones diarias que nos conectan con lo valioso y contribuyen a nuestro bienestar, poner nuestro GPS vital es fundamental para llevar una vida llena de significado, muchas veces los pensamientos y las emociones desagradables harán que nos alejemos de lo importante, pero siempre, siempre es posible recalcular nuestra ruta…..

«¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?».

– «Eso depende de a dónde quieras llegar», contestó el Gato.
– «A mí no me importa demasiado a dónde…», empezó a explicar Alicia.
– «En ese caso, da igual hacia dónde vayas», interrumpió el Gato.

(Alicia en el país de las maravillas)

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