Cuando estaba pensando en que titulo poner a la nueva entrada de blog, se me ocurrió uno sugerente, el miedo al miedo. Una experiencia que observo bastante en las personas que llegan a consulta y creo que esta altamente influenciado por creencias muy profundas de nuestra sociedad actual. Creencias que se fundamentan en huir de las emociones, con el efecto paradójico de amplificarlas aun mas.

¿Qué es el miedo?

El miedo, en realidad es una emoción de una importancia vital en nuestra vida. Tal y como afirma el psicólogo argentino Norberto Levy, el miedo es un mensajero potente, que nos indica algo muy básico: existe una situación de potencial amenaza para mí integridad física o emocional y considero que no dispongo de los recursos apropiados o necesarios para afrontarla. Para poner un ejemplo concreto, imagina que tienes que exponer próximamente ante un auditorio un tema en particular, sin embargo, aun no has preparado bien tu exposición con lo cual sientes ansiedad y preocupación. Viene a ti un mensaje en forma de miedo, un aviso, una señal, una notificación como las que nos llegan permanentemente al nuestros móviles.

Si eres capaz de escuchar esa señal y atenderla, dándole un espacio, entonces seguramente podrás poner en marcha una serie de estrategias necesarias para reducir esa diferencia entre la amenaza potencial (exposición) y tus propios recursos personales para hacerle frente. Esto seguramente implicará preparar el tema en profundidad, realizar ensayos y buscar la manera de afrontar la situación con la mayor cantidad de recursos posibles.

El miedo en nuestras vidas

En nuestro transitar por la vida, como seres biológicos que somos, orientados a la supervivencia propia y a la supervivencia de la especie, estaremos siempre acompañados del miedo. Será parte de nuestro equipaje emocional, si aprendemos a observarlo veremos que no es nuestro enemigo, incluso podremos aprender a actuar en la vida a pesar de tener miedo. De forma tal que no nos inmovilice, que no limite nuestra vida y podamos seguir orientados, en la ruta de nuestras direcciones valiosas.  Lo que ocurre es que como especie dotada de gran capacidad de lenguaje, solemos convertir la emoción de miedo en un auténtico problema, a continuación explicaré en que consiste este proceso.

De emoción a problema

Los seres humanos venimos dotados de una capacidad que nos diferencia del resto de las especies, la capacidad para generar lenguaje, nuestra condición de seres verbales. Esta maravillosa y excepcional capacidad es la que ha permitido que como especie alcancemos avances tan importantes como puede ser el hecho de construir una nave espacial que nos lleve más allá de la tierra. La capacidad lingüística del ser humano le permite alcanzar procesos tales como hacer comparaciones, establecer similitudes, encontrar relaciones causa-efecto, pensar en escenario pasados, anticiparse a escenarios futuros y un sinfín mas de posibilidades. Estas han permitido a nuestra especie una consecución de logros absolutamente asombrosos.

Desafortunadamente, todo en la vida tiene un precio, tiene una cara B, tiene un lado oscuro, el precio a pagar por tan enormes capacidades. Consiste en que como especie que genera lenguaje interno, estamos permanentemente realizando derivaciones y a través de dichas derivaciones amplificamos y expandimos enormemente el sufrimiento. Vamos a volver a la emoción de miedo para explicar lo que en psicología implica derivar.

El miedo en la piscología

Volvamos al ejemplo de una persona que necesita preparar una exposición importante ante un auditorio. Al enterarse que debe realizar dicha exposición viene a él la emoción de miedo. Siente esa punzada en el corazón y ese vacío en el estómago. Puede adoptar una actitud de reto o de desafío ante la situación o puede llegar a verla como autentica amenaza. En el primer caso, si toma la actitud de desafío, buscara la forma de preparar su exposición de la mejor manera posible. Estudiará y realizará diversos ensayos hasta conseguir un desempeño adecuado. En el segundo caso, si adopta una actitud en la cual la situación contemple la situación como amenaza.  Casi con seguridad empezara a derivar, es decir aparecerán en su mente pensamientos del tipo:

-No debería sentir miedo.
-Debería ser más valiente.
-Tener miedo es de personas débiles.
-Si siento miedo, entonces no puedo hacer nada (bloqueo)
-En el pasado, siempre he tenido miedo/en el pasado no solía tener miedo.
-Mis amigos no tienen miedo
-Hay algo malo en mí, soy defectuoso.
-Así jamás conseguiré nada.
-Si sigo así voy a convertirme en un fracasado.

Podría continuar con una lista de derivaciones y creo que me faltarían paginas para terminar de exponer la cantidad de pensamientos que pueden surgir en torno a una emoción. Todos estos pensamientos surgen de esa maravillosa facultad humana para generar lenguaje interno y que nos permite comparar, anticipar, jerarquizar, encontrar relaciones causa efecto, pensar en escenarios pasados y futuros, etc.

Somos seres verbales

Nuestra condición de seres verbales consigue que seamos muy propensos a desarrollar problemas psicológicos, especialmente cuando nos fusionamos con todos estos contenidos mentales. Contenidos que, a su vez, están muy relacionados con nuestra propia historia personal, con nuestro aprendizaje a lo largo de la vida. El trabajo en sesión consistirá primero en re-educar a las personas, enseñándoles que nuestra propia naturaleza nos lleva a generar todo este ruido mental. Pero que con un entrenamiento adecuado podemos aprender a vivir bajando el volumen de este ruido. Aunque no podamos eliminarlo por completo, se trata de aprender a entender nuestra condición humana y aprender a tomar distancia de nuestros pensamientos, estableciendo una nueva relación con ellos.

En definitiva, se trata de comprender que es el precio que pagamos por ser animales con un sofisticado lenguaje interno, capaz de llevarnos a la luna, pero también de hacernos descender a los mismísimos infiernos.

Del miedo, pasamos a la rabia por no ser tan valientes como deberíamos, o a la culpa o a la vergüenza y si el miedo se sostiene durante demasiado tiempo, pasaremos a la tristeza por no ser como queremos o como se supone que deberíamos ser.
Aceptación de lo que somos, toma de distancia, toma de perspectiva, nuevas formas de relacionarnos con nuestra mente, ahí es donde esta el trabajo que podemos establecer en sesión. No consiste en erradicarlo, ni en eliminar pensamientos, consiste en vivir la vida orientados hacia lo que nos mueve, a pesar de tener miedo.
merecemos.

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